La vinculación con el Barrio de La Chanca (Almería) me viene por parte de mi abuelo paterno José, picapedrero de profesión, quién construyó en dicho barrio una «casa-cueva» como refugio para toda la familia durante la guerra civil. En ella permaneció hasta su muerte. Sin embargo, mi intensa relación con el barrio es más reciente. Es en La Chanca, con sus mujeres y hombres, junto a las criaturas correteando por sus calles y cuestas, uno de los lugares donde me invade una inmensa tranquilidad y me reencuentro con mi infancia. Las tardes de verano son infinitas…

Mamá con mi abuela y abuelo paternos junto a algunas de mis tías.